domingo, 16 de agosto de 2009

Sentir la paz en la presencia de DIOS

Sal por un momento. Respira profundamente. Llena tus pulmones. ¡Ahhh! ¿No es maravilloso? El aire que respiramos sostiene nuestras vidas. No podemos verlo, sin embargo, está lleno de sonidos, aromas, colores, de calor o frío y lleno de insectos, aves y aviones. La presencia de Dios es como el aire, a nuestro alrededor, en nosotros, sosteniéndonos y elevándonos.
No podemos señalar la presencia de Dios, porque decir que Dios está "allí" implica que no está "allá". Señalar es limitar. Sin embargo, podemos "señalar" símbolos de la presencia de Dios en todas partes, en las flores que surgen de la tierra, en el saludo de un vecino, en el conductor que nos da paso para poder salir donde debemos, en el sonido de un pájaro carpintero.
En realidad, no es posible estar separados de Dios, pero ¿cómo podemos estar conscientes de que Dios está siempre con nosotros? La mayoría del tiempo no estamos conscientes de Su presencia. Somos como un niño que no puede ver a su madre en la habitación contigua. El niño asume que la madre deja de existir hasta que entra a la habitación de nuevo. Olvidamos que cada respiración que tomamos es el aliento de Dios; dondequiera que pisamos es sagrado. Nos olvidamos que somos la expresión de Dios.

Bernadette P. Swanson

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