domingo, 25 de abril de 2010

Debo haber decidido equivocadamente porque no estoy en paz.
Yo mismo tomé esa decisión, por lo tanto, puedo tomar otra.
Quiero tomar otra decisión porque deseo estar en paz.
No me siento culpable porque el Espíritu Santo, si se lo permito anulará todas las consecuencias de mi decisión equivocada.
Elijo permitírselo, al dejar que Él decida en favor de Dios por mí.

UCDM

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